Distancia recorrida: 8 km
Tiempo: Sol y alguna que otra nube
Nos esperaba un día muy largo debido que teníamos que coger otra vez otro tren para desplazarnos hasta Guilin. Pero antes de eso y teniendo aún tiempo para aprovechar la mañana fuimos a ver el templo de los seis Bayanos. Un templo con una pagoda enorme que es el símbolo budista de la ciudad y que mantiene todo el encanto de antaño entre su multitud de templos.
Nos desplazamos en metro y de ahí pasamos unos mercadillos que a Ramón le encantaron. En el templo nos hicimos multitud de fotos, pudimos ver de cerca las oraciones y la espiritualidad que en él se vivía. Mucho rezo con un fuerte olor a incienso que recorría cada una de sus esquinas.
Con los deberes hechos comimos algo antes de volver al hostel para recoger las cosas y separarnos durante un rato, ya que Ramón debía desplazarse en metro y yo en bicicleta, pues la estación donde debíamos coger el tren estaba alejada a 8 kilómetros del hostal. Por otra parte ningún transporte aceptaba la bicicleta.
Una vez recorridas las calles de la ciudad y, media hora después, nos encontramos en la estación para pasar los controles y esperar a subir al tren.
Se retrasó unos minutos pero, cuando finalmente pudimos subir, nos tocó vivir otra situación incómoda y fuera de lo normal, que era encontrarnos el vagón a reventar con gente de pié e incluso Ramón y yo cedimos el asiento a señores mayores que lo ocuparon encantados hasta llegar a su estación.
En el tren conocimos a un montón de gente, interesados en nuestro viaje y curiosos de ver a extranjeros en un tren, sólo preparado para los nativos. Esa noche no pude dormir nada, ya que la posición en la que van los asientos eran de lo más incómodas.
Etiqueta: La vuelta al mundo
17 / 09 / 14