Trayecto: Río Dulce - Parque las Conchas
Distancia recorrida: 86 km
Tiempo circulando: 06:30 horas
Velocidad media: 14 km/h
Tiempo: Lluvia al principio, con momentos de sol y de nuevo lluvia final
Con lluvia intermitente empecé una jornada en la que, salido de los bomberos y sin poder ver a ni uno solo de los que conocí a noche, me acerqué a ver el castillo de San Felipe. Un castillo fortaleza construido en el Río Dulce, justo en el punto más estrecho del río donde se abre hacia el lago Izabal. Era un punto estratégico en su construcción, allá en los 1500, para que los piratas no pudieran adentrarse hasta el mismo lago donde los españoles tenían grandes riquezas y una fábrica importante.
Llegando al castillo rodando y la dicha lluvia intermitente, tan sólo tuve que dar la contraseña para entrar gratis... Nelson González, el salvavidas. Con ese nombre no hizo falta nada más para tener un tour privado, justo con Nelson. Lo que no os he contado que uno de los bomberos voluntarios era el salvavidas (socorrista de la zona de baño y seguridad del recinto) y él, Nelson, me había invitado a pasar gratis por ese lugar histórico tan especial justo al lado del río.
Con el pasamos por zonas que no están abiertas al público y me encantó poder fotografiar todas las vías de ese castillo con tantos secretos que uno no puede aprender si no es con Nelson como guía personalizado.
Para terminar el recorrido me invitó a tomar jugo de coco. Fueron de dos tipos, del coco verde, y del coco amarillo, que ese estaba bien rico y tenía casi un litro de jugo. Una maravilla con la que hidratarme a tope para seguir pedaleando hacia el norte de Guatemala.
Por suerte la lluvia cesó en gran medida y tan sólo en algún momento puntual cayeron algunas gotas más alarmantes que mojadoras. Eso sí, la ruta cada vez me parecía más verde y más bonita y quedaban atrás los paisajes secos y amarillos de la ruta hacia Puerto Barrio. Un cambio de verdad increíble. Realmente no sabía donde fue el punto exacto en el que dejó de estar todo tan seco a verse tan verde y selvático. En fin, con cuestiones tan interesantes me entretuve pensando sin llegar a ninguna conclusión.
Siguiendo con mi recorrido saludando a la gente una por una y de nuevo como si fuera famoso. Los caminos se volvieron más montañas rusas que antaño hasta que llegué a un cruce donde quería desviarme unos 35 kilómetros para llegar hasta el parque de las Conchas. Por lo que me habían comentado era una área de rio similar a la de Semuc Champey; pero con aún más cataratas y zonas más bonitas aunque sin el color de Semuc.
Así que, en el pueblo de Modesto Méndez, me comí unas empanadas más parecidas a popusas y continúe por el camino de la izquierda dejando el futuro camino de Tikal a la derecha, justo cerca de la línea imaginaria que separaba Guatemala de Belice, como dato curioso....
Por ese camino ya no pude dejar de sacar fotos retrasando mi caminar. También tuve que pasar por un puente de madera medio roto del que no podía creer que pasaran trailers como los que vi cruzando.
A pocos menos de 5 kilómetros de llegar a las Conchas el camino se desviaba pasando a recorrer uno con piedras barro y charcos de lo más angustioso para mi pobre bicicleta. Aún sin llegar cayó la noche y de nuevo empezó a llover de lo lindo, el camino aún se hizo más difícil, además del barro que se acumulaba en las subidas y bajadas.
Tal fue la aventura que me pasé del parque al no ver las señales, llegando a dos kilómetros más allá metido en otro pueblo que no tenía ni idea de cual era. Aún así, entre las miradas furtivas y de sorpresa que la gente ofrecía con mi llegada en bicicleta, hubo señores que salieron para ayudarme al informarme de mi error con lo que retrocedí hasta el punto exacto. Ya con la noche totalmente instalada aún no pude ver donde podían estar esas cascadas. Dando una vuelta por donde había un rótulo anunciando el parque vi como una caseta de restaurante donde taparme del agua y acampar, más o menos seco, hasta el día siguiente encontrar las dichosas cascadas y esperando a que el sol brillara de nuevo.
A pesar de todo lo pasado estaba contento porque tenía agua, electricidad y mesas para cenar mi pasta, con lo que no había estado tan mal el final de la aventura.
Etiqueta: La vuelta al mundo
20 / 02 / 16