Trayecto: Tanjung Malim - Kuala Lumpur
Distancia recorrida: 94 km
Tiempo circulando: 6:15 horas
Media: 16 Km/h
Tiempo: Sol por la mañana... Alguna lluvia por la tarde
Dormí 11 horas en la tienda con una humedad y un calor que parecía como si estuviera en una piscina climatizada.
Me levanté sudando y con un sol brillante tocando directamente a mi tienda. Aunque había acampado debajo de unos árboles de bambú, el sol se filtraba entre ellos acariciando la tela impermeable de mi pequeña casita.
Dejé un rato secando las cosas al sol, mientras yo me daba un pequeño y refrescante baño en el río. Luego recogí la bicicleta en el momento que un par de señores, salidos de la jungla, me pidieron jabón para lo mismo que hice yo.
Bicicleta en movimiento. Tan sólo me faltaban 80 kilómetros para llegar a Kuala Lumpur. 50 Km. más tarde decidí comer arroz, algo más caro que en otros lugares. Lo malo fue después, cuando continúe el camino, ya que me desvié de carretera y recorrí kilómetros en otra dirección que no era la mía y lo peor fue que, cuando encendí el teléfono para mirar el gps la aplicación se corrompió, de tal modo que perdí todos los mapas que tenía guardados, con lo que estaba ciego para llegar hasta la capital y, peor aún hasta la casa de Alina, una couchsurfing que me había ofrecido una cama para dormir.
Me espabilé para encontrar una solución. Entré en la ciudad de Rawqng, encontré un McDonald's en el que podía conectarme gratis para gravar la dirección de Alina en el Google maps y así, por lo menos, tener el punto de referencia para saber a dónde dirigirme.
Continúe el camino hacia la capital y 40 kilómetros después, con alguna lluvia y parada en la gasolinera para no mojarme demasiado, estaba por fin en la entrada de Kuala Lumpur.
Era el momento de llegar hasta la casa de Alina tan sólo con el punto de referencia que tenía en el Google maps.
El gran problema eran las autovías, ya que Kuala Lumpur estaba plagado de ellas, lo que significaba tráfico, desvíos en los que tenía que pasar entre coches que iban a toda hostia, arcenes inexistentes y, para pasar de un lado a otro de la carretera, a veces, me tenía que desplazar unos cuantos kilómetros. Oseasé un infierno en el que me perdí, reperdí y me volví a perder con la tensión que significa tener un millón de coches alrededor atosigando y pitando de vez en cuando.
Unos cuantos kilómetros y una hora más tarde, llegué a mi destino. Llamé a Alina, la cual estaba trabajando en la oficina, así que esperé hasta que su hermano me dejó pasar a la casa, acomodándome como pude.
Al poco tiempo, otras chicas que estaban de couchsurfing al igual que yo, entraron en la casa saludándome y enseñándome un poco la casa y sus normas.
Ya por la noche, Alina, llegó a casa con una tos espantosa y es que la pobre estaba enferma. Aún así me llevó a cenar en un punto en el que se veían unas vistas nocturnas de la ciudad impresionantes. Las torres Petronas destacaban en el firmamento de Kuala Lumpur... Ese era el prólogo de lo que iba a ser el día siguiente...
Etiqueta: La vuelta al mundo
27 / 11 / 14